Aclaración moralista del autor: en nuestra opinión, saber facilita una elección libre, más allá de
cualquier consecuencia. Somos periodistas, no consejeros, y así como no recomendaríamos
tomar café, o fumar, no debe interpretarse que la difusión objetiva sobre las consecuencias
físicas de ciertas drogas blandas signifique más que una tarea informativa. Sostenemos que la
despenalización, sin ser ninguna panacea, es el mal menor y son precisamente los
narcotraficantes quienes más se oponen, ya que de suceder perderían su inmenso negocio fácil.
Así como no nos sentimos quiénes para darle consejos a nadie, también sostenemos que la
elección sexual entre personas mayores, el consumo de drogas o de dulce de leche, pertenecen
al ámbito privado y debe respetarse como tal. Por otro lado no hay mejor decisión que la que
proviene de una elección consciente: quienes no quieren tomar drogas tienen derecho a saber
lo que les haría o lo que no.
Marihuana
* 1) El consumo de marihuana causa daño cerebral.
Eso sostenía, a fines de los setenta, el famoso estudio del Dr. Robert Heath. Sin embargo, el
Instituto de Medicina y la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos patrocinaron un
estudio, conocido en 1982 como “Marihuana y salud”, que criticaba las conclusiones de Heath
por los insuficientes muestreos realizados (sólo cuatro monos) y las altas dosis empleadas. Los
estudios actuales –aunque no hay, como en ningún otro campo tampoco, coincidencia total–
demuestran que no existen daños cerebrales de ningún tipo. La Asociación Médica
Norteamericana se declaró a favor de la descriminalización de la marihuana.
* 2) El porro lleva a drogas más peligrosas.
En Holanda, en los años ’70, se legalizó parcialmente el uso de la marihuana. Desde entonces el
uso de las drogas duras (heroína, cocaína o alcohol) ha disminuido considerablemente. Hay
quienes piensan que la marihuana tiende a sustituir el consumo de drogas más peligrosas.
Es verdad que la mayoría de los heroinómanos declara haber consumido marihuana con
anterioridad, pero es todavía mayor el porcentaje de heroinómanos que consumía tabaco,
alcohol, café o iba al cine, y nadie diría que tomar café e ir al cine lleva a las drogas duras.
* 3) La marihuana es más peligrosa que el tabaco.
No. Desde el punto de vista cancerígeno es igual de peligrosa. Aunque sí hay otras diferencias:
el tabaco es la droga más adictiva, con un índice del noventa por ciento. La marihuana es
menos adictiva que la cafeína.
* 4) La sobredosis de marihuana lleva a la muerte.
La ratio calculada entre las dosis normales con las que se alcanzan los efectos de euforia con
respecto a la cantidad necesaria para producir la muerte es de 1 a 40.000. Para tener una
sobredosis habría que consumir cuarenta mil veces la marihuana necesaria para “colocarse”, y
hacerlo en un lapso tan corto que es virtualmente imposible. En el alcohol, la ratio comparable
es de 1 a 10. Por eso mueren al año, en el mundo, unas cinco mil personas por sobredosis de
alcohol. Por otro lado, también debe tenerse en cuenta que el umbral de tolerancia y los efectos
de esta y cualquier otra droga varían según la persona. También es difícil que, como en la
película de los Doors, alguien se fume un porro y alucine, treinta segundos después, que un
tigre le salta encima.
(Fuentes: “Marijuana and health”. Institute of Medicine, Nacional Academy of Sciences, 1982.
“Absence of cerebral atrophy in chronic cannabis users”, Journal of the American Medical
Association, número 237, páginas 1229-1230, año1997. “Computed tomographic examination of
heavy marijuana smokers”. Journal of the AMA número 237, páginas 1231-1232, 1997. “The
economics of legalizing drugs”, por Richard Dennis, en The Atlantic Monthly, noviembre de
1990. “Health consequences of smoking: nicotine addiction”. Surgeon General’s Report, 1998.
“Drug prohibition in the US: costs, consequences, and alternatives”, por Ethan Nadelmann,
revista Science, septiembre 1 de 1989.)
autor: Jorge Lanata
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