lunes, 17 de octubre de 2011

Mitos de la computación

Las hoax (bromas) o urban legends crecieron a medida que se popularizó el uso del correo
electrónico: pueden advertirnos sobre maneras de ganar plata fácil, virus que nos amenazan o
historias conmovedoras. Conmovedoramente falsas:
* a) La historia de Craig Shergold, un niño moribundo que quiere que le enviemos tarjetas
postales.
Empezó en 1989 cuando a un chico inglés de ese nombre le diagnosticaron un tumor cerebral.
El chico quiso estar registrado en el Libro Guinness de los Records como el niño que recibió más
tarjetas de saludos. Su deseo se concretó en 1990 después de recibir 16 millones de tarjetas.
Craig ahora es un adulto sano que estudia en la universidad y se brota ante la sola mención de
la palabra “tarjeta”.
Hace unos años alguien decidió “resucitar” su caso, pidiendo que se enviaran las tarjetas a la
Fundación Make-A-Wish, que no sabía qué hacer ante esta petición falsa.
En los últimos ocho años Make-A-Wish fue inundada por millones de tarjetas que envió
directamente a reciclado, y miles de llamadas telefónicas que tuvo que atender. Luego de
pensar seriamente en asesinar a Craig Shergold, finalmente decidieron poner una página web
aclaratoria (http://www.wish.org/craig.htm) y una línea gratis (800-215-1333) en la que, si
pregunta por Craig, será insultado.
Hay otras tres variantes de esta leyenda:
- Que la Asociación Nacional de Cáncer de Pulmón donará, por cada e-mail que reciba, tres
centavos para investigación (está bien porque es más o menos el valor de un pucho).
- Que el Hospital de Niños del Valle en Pittsburgh donará siete centavos a la National Disease
Society en honor a un niño que murió de ostropilosis del hígado. No existen ni el hospital ni la
enfermedad.
- Que la American Cancer Society recibirá una donación de tres de sus sponsors por cada carta
que reciba para el tratamiento de Jessica Mydek, una chica de siete años enferma de carcinoma
cerebral. La entidad existe pero no el hecho y tuvieron que desactivar su cuenta de e-mail
acs@aol.com por la cantidad de mensajes recibidos.
* b) Sonríe, Bill te ama.
Esta historia empezó en noviembre de 1997. Supuestamente Papá Gates experimentaba con un
programa de rastreo de e-mails y pedía que el receptor diera copia (forward) a sus conocidos
que, si alcanzaban a cien, serían recompensados con mil dólares cada uno. “Enjoy. Your friend.
Bill Gates”, finalizaba el mail.
Es obviamente falso. Para colmo la cadena goza de buena salud: esta semana se recibió en
Revista XXI un mail donde se aseguraba que el autor había cobrado la suma de Papá Gates. La
postura de Papá al respecto puede encontrarse en
http://www.microsoft.com/billgates/columns/1998Essay/3-25col.htm y bien podría resumirse en
la frase coloquial: “No voy a garpar ni en pedo”.
* c) Virus: ¡¡¡no lo abra!!!
Nadie puede contagiarse un virus simplemente por abrir o leer un mail, sin importar que el
subject dice GoodTimes, Win a Hollyday, Join the Crew, o lo que sea.
En toda la historia de la red no hubo nunca un virus de e-mail.
Por otro lado, un virus se contagia cuando se ejecuta un archivo infectado, por ejemplo un
documento de Word con Macro Virus: abrir la carta no le hará nada, pero abrir el documento
con el Word sí puede contagiarle.
Los virus “nuevos, muy maliciosos” se crean y descubren cada día. Por ejemplo, el antivirus de
McAfee detecta trece mil virus y advierte que se crean 250 cada mes. ¿Por qué puede,
entonces, haber una persona interesada en avisarle a todo el mundo sobre un solo nuevo virus?
(Fuente: Equipo NAyA, http://www.naya.org.ar/)
El mito del Mal de Chagas: lo único argentino es la vinchuca
No alcanzaba con que Gardel fuera uruguayo o francés, Cortázar belga, Blas Parera español y
Martín Caparrós yugoslavo. Otra celebridad se agrega a la lista de desengaños: Carlos Chagas
fue brasileño y hasta el cierre de esta edición nadie ha podido explicarnos la referencia a Mazza
cuando se habla de la vinchuca, a menos que se trate de Valeria.
Bajo el título “El Nobel perdido”, la Folha de San Pablo evoca la figura de Chagas recordando
que tuvo cuatro candidaturas fallidas al premio máximo de la medicina. Carlos Chagas (1878-
1934) descubrió una enfermedad que hoy afecta a 18 millones de personas en América latina, y
produce cuarenta y cinco mil muertes al año, según datos de la Organización Mundial de la
Salud. Su trabajo le permitió, también, ser uno de los pocos científicos que descubriera los tres
puntos centrales de una enfermedad: la dolencia en sí, el parásito y el agente transmisor.
La entidad argentina Asociación de Lucha contra el Mal de Chagas (ALCHA) enfatiza ese triple
mérito del brasileño asegurando que “es tal vez el único caso conocido en la historia de la
medicina en que un investigador tiene esa triple satisfacción y honor”. Sin embargo, a la hora
de bautizar oficialmente el mal, los argentinos le agregamos el apellido de Mazza. “Sus
observaciones fueron de tanta trascendencia que a esta enfermedad se la denomina,
precisamente, de Chagas-Mazza”, dice ALCHA. En la Folha de San Pablo, al menos, no lo
sabían, sin que esto signifique demérito alguno para Salvador Mazza, que trató a un gran
número de pacientes chagásicos en condiciones adversas y con gran talento profesional. Pero
no descubrió el mal de Chagas. Para dar un ejemplo similar, nadie podría sostener que si un
médico –el doctor García, por ejemplo– dedica toda su carrera a tratar la parálisis infantil, con
ahínco y resultados sorprendentes, los chicos comenzaran a aplicarse, de ahora en más, la
vacuna oral Sabin-García.
Sobre los datos filiatorios de la vinchuca, registra el mismo nombre por parte de madre y padre.


recopilado por: Jorge Lanata






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