* 1) ¡Taxi! ¡Siga a esa estrella!
Los astrólogos parten del supuesto de que la posición de los astros presentes en el cielo a la
hora de nacer una persona determina su carácter y su destino. Así planteado, se necesitará
saber la hora exacta y el sitio del nacimiento, porque no da lo mismo nacer en Cobunco que en
los Alpes suizos. Todo bien, pero hay un problema: el “signo” astrológico de Acuario, por
ejemplo, no coincide con la Constelación de Acuario. Sí coincidía en el año 150, cuando
Ptolomeo fijó las reglas de la astrología. El buen Ptolomeo, bisabuelo de Horangel, estableció en
aquel entonces que la intersección de dos planos ideales, el de la eclíptica y el del Ecuador
celeste, fijarían el “primer punto de Aries” a continuación del cual se ordenan los demás signos.
El Dr. Richard Branham explica que la proyección del eje terrestre sobre la esfera celeste
(imaginaria) no es estática, sino que se va desplazando con el tiempo. Desde que Newton
mordió la manzana se sabe que la Tierra y la Luna se atraen mutuamente, lo que hace que el
eje terrestre describa un vasto movim iento circular de 26.000 años de duración (no se
preocupe, falta para que choquemos). El fenómeno se llama “Preseción de los equinoccios”, y
es el culpable de que Aries, casi dos mil años después de Ptolomeo, esté corrido hacia la
constelación de Piscis. Este mismo molesto movimiento agregó dos constelaciones que no
figuran en los horóscopos: la de Ophiuchus y la de Cetus. Menos mal, porque decir que uno es
ophiuchanu provocaría cierta vergüenza.
Para colmo, la maldita precesión de los equinoccios fue descubierta por Hiparco alrededor del
año 125 a.C.; e incluso puede encontrarse una polémica sobre el punto en los primeros siglos
de la era cristiana: antes de convertirse en AFJP, Orígenes fue uno de los más brillantes
teólogos del período de los llamados Padres de la Iglesia. Los gnósticos defendían en ese
entonces el determinismo astrológico y leían el horóscopo de Clarín. Orígenes no sólo los
cuestionó desde los famosos equinoccios que les corrían el mapa, sino también desde el sentido
común: ¿en qué se diferencian las influencias astrales de los gemelos, que nacen
simultáneamente?
(Fuente: Fundación CAIRP, Centro Argentino para la Investigación
y Refutación de la Pseudociencia www.cairp.org)
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